Oculta entre todos los verdes de las alturas y entre escarpados caminos de piedra, se desborda la belleza inigualable de Machu Picchu ante un mundo que no terminará nunca de salir de su asombro por su descomunal visión.
Machu Picchu, la enigmática ciudadela o llacta inca que hace pensar en mil y una ideas acerca de su función para el Imperio incaico, aparece hipnotizante y deslumbrante ante los ojos de todos aquellos que tienen la oportunidad de poder llegar hasta su ubicación a 2440 metros de altura en la orogénesis asimétrica de los andes peruanos.
La armonía observada entre las obras de ingeniería, la arquitectura de su edificación y la naturaleza es inigualable.
Al respirar el aire circundante en Machu Picchu, nos envolvemos del pasado misterioso que a la vez es el presente, de toda la estructura, del paisaje observado por los incas y por nosotros ahora, acercándonos este espacio de tiempo entre pasado y presente con el sentir de las mismas emociones sentidas por los incas, en este lugar uno de los más bellos del mundo.
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