Autora: Esther Prinz Díaz
Hacer las cosas con perfección y belleza, construir para la posteridad esas fueron las cualidades de los grandes constructores de Machu Picchu. Teniendo en cuenta el terreno del escarpado relieve donde se encuentran los recintos de esta ciudadela, se debió implementar un sistema de terrazas en los sectores urbano-religioso y el sistema de andenes en el sector agrícola con un adecuado sistema de utilización del agua, toda una obra magnífica,
En Machu Picchu se aprecia una obra con mucha laboriosidad ya que no contaban con herramientas ni equipos especiales. En sus sólidos muros realizados con piedras prolijamente labradas, las juntas de estas encajan con fina elegancia y exactitud sin haber utilizado ningún elemento adicional, mezcla o argamasa.
El sentido de la ética incaica es un ejemplo del pasado muy actual para los ingenieros, arquitectos y todos aquellos que construyen el presente y el futuro de nuestro planeta.
Machu Picchu nos recuerda que la ètica es atemporal y el respeto hacia el medioambiente y la naturaleza que nos muestran sus construcciones ecológicas, han dejado trazado el camino que deben seguir la ingeniería, arquitectura y ciencia modernas.
En la actualidad participamos de un acelerado despliegue tecnológico, esto lo podemos observar en los diseños y en la elaboración de proyectos modernos para mejorar la calidad de vida de los seres humanos, pero no olvidemos que todas nuestras actividades deben tener como principio y fin la preservación de la vida y la protección de nuestro planeta, tomemos el ejemplo que la civilización inca nos dejó en su máxima obra que podemos observar, Machu Picchu.
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